sábado, 17 de diciembre de 2011

invierno

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"Mañana de Pascua" C. David Friedrich



Llega el invierno. Espléndido dictado
me dan las lentas hojas
vestidas de silencio y amarillo.

Soy un libro de nieve,
una espaciosa mano, una pradera,
un círculo que espera,
pertenezco a la tierra y a su invierno.

Creció el rumor del mundo en el follaje,
ardió después el trigo constelado
por flores rojas como quemaduras,
luego llegó el otoño a establecer
la escritura del vino:
todo pasó, fue cielo pasajero
la copa del estío, y se apagó la nube navegante.

Yo esperé en el balcón tan enlutado,
como ayer con las yedras de mi infancia,
que la tierra extendiera
sus alas en mi amor deshabitado.

Yo supe que la rosa caería
y el hueso del durazno transitorio
volvería a dormir y a germinar:
y me embriagué con la copa del aire
hasta que todo el mar se hizo nocturno
y el arrebol se convirtió en ceniza.

La tierra vive ahora
tranquilizando su interrogatorio,
extendida la piel de su silencio.

Yo vuelvo a ser ahora
el taciturno que llegó de lejos
envuelto en lluvia fría y en campanas:
debo a la muerte pura de la tierra
la voluntad de mis germinaciones.

Pablo Neruda

miércoles, 30 de noviembre de 2011

libros

Todos los libros del mundo
no te dan felicidad
pero te conducen en secreto
hacia ti mismo.
Allí encuentras todo lo que necesitas,
el sol, las estrellas y la luna
pues la luz que tú buscas
habita en ti mismo.
La sabiduría que buscaste
en las librerías
reluce en cada página…
Y ahora es tuya.
Herman Hesse

viernes, 25 de noviembre de 2011

ojos en otoño





Cuando nuestros ojos se encontraron a través del seto,
pensé que iba a decirle alguna cosa; pero ella se fue.
Y la palabra que yo tenía que decirle se mece día y noche,
como una barca, sobre la ola de cada hora.
Parece que navega en las nubes de otoño, en un ansia sin fin;
que florece en flores de anochecer,
y busca en la puesta del sol su momento perdido.
Chispeaba la palabra, como las luciérnagas, por mi corazón,
buscando su sentido en el crepúsculo de la desesperanza;
la palabra que yo tenía que decirle.

Tagore

martes, 22 de noviembre de 2011

Confesiones




Confieso que he vivido según me fue saliendo. Según me surgió, según me lo fue pidiendo el corazón, la luna y los aguaceros.

Confieso que siempre intenté mantener en pie todo aquello en lo que sigo creyendo, que a veces lo conseguí y que en otros ratos esgrimí banderas que me distorsionaban por completo.

Confieso que amé y que fui amado, que canté y fui cantado, que soñé y fui soñado.

Confieso que pasé largas veladas a la deriva de mi mismo. Que encallé en los lodazales oscuros de la inexperiencia. Que planté banderas y árboles frutales en arenas movedizas. Que fallé, que caí, que mentí, que lloré, que sin quererlo o sin saber que lo quería hice daño, que me equivoqué con uñas afiladas unas veces y con la zarpa almohadonada, otras...

Confieso que busqué, busqué, busqué... confieso que nunca perdí la fe, y aunque alguna vez deambulé desorientado nunca me rendí hasta encontrar la ruta hacia el dorado.
Confieso que busqué, busqué, busqué... confieso que interpreté con tal fiereza mi lucha que al final acabé encontrando...

Confieso que concurrí con la alegría... confieso que he vivido... confieso que por ello y por como me dejaron vivir estaré siempre en deuda con los dioses, con el mundo y con el ser humano...

Confieso que he vivido... confieso que soy consciente del regalo.
Neftalí

lunes, 21 de noviembre de 2011

caminos







¿Volver? Vuelva el que tenga,
Tras largos años, tras un largo viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le espere.

Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.

  Luis Cernuda

lunes, 14 de noviembre de 2011

ciudad desolada



"La ciudad" Hopper



Dices "Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo mis ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí".
No hallarás otra tierra ni otra mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad siempre es la misma. Otra no busques
-no hay-,
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.

"La ciudad", Konstantin Kavafis

jueves, 10 de noviembre de 2011

ella dice: "llórame un río"


Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
Borges



martes, 8 de noviembre de 2011

el sueño: intermezzo

intermezzo:
Como hoy no me has dado poemas he tenido que ir a buscarlos a otra parte...

Hay una hora feliz en que reúno los despojos del día,
roto el feliz augurio que despierta
en la luz de una mañana cualquiera.
Al borde de este abismo junto
los restos de la aventura que trajo en sus ojos la aurora,
su alegre guirnalda tejida con sueños y promesas.

Ante ellos medito y comprendo que la juventud
es un opaco tiempo de libros y mujeres que sucumben
bajo una tormenta de deseos y penosas cadenas.
El hombre, después, desciende a ciertas profundidades,
a ciertas cavernas donde el miedo
lo envuelve con la palidez de una criatura borracha,
lo ata para siempre a unas cuantas palabras:
honor, costumbre, perfección, qué más da…

Esa lección y otras que callo azotan mi anochecer,
lo convierten en una paciente ceremonia
alrededor de la hoguera donde arde toda vanidad,
ese montón de hojas muertas
quemadas en un rincón inútil del día.

(De Los ojos del pródigo)
Sebastián Salazar Bondy

intermezzo


 

jueves, 3 de noviembre de 2011

desencuentro







Aquella casa no era mía.
Yo contraté la luz, el agua y las palabras.
Dispuse que los muebles y los vientos
volvieran a jugar en los balcones.
El paisaje llegaba saludando
igual que los amigos,
y al levantar la mano y las botellas
abril subía por el ascensor
y las colinas de la tarde
cambiaban amapolas por un whisky.

Yo contraté la noche para cerrar las puertas.
Quise quedarme solo con mi amada,
quedarme dentro de las horas
que ruedan con la miel de los desnudos.
Yo preparé las sábanas, los libros, los armarios,
pinté de blanco las paredes,
pero la casa aquella no fue mía.

Porque empezó a llover
durante todo un año y el siguiente,
y el otoño manchaba los pasillos
con silencios mojados y zapatos,
y estuvo el mes de enero
helando hasta cortarse con nuestra soledad
y nuestra ropa sucia,
y el coche que subió por la colina
de barro y abandono
vino para decirme
que aquella casa no era mía.

Y aquella casa no fue mía.
Aprender a vivir enamorado,
saber amar,
significa también sentirse libre
cuando un amor se acaba.
Las ruinas de hoy
no son ya mi dolor ni mi recuerdo.
Veo como un extraño
la ventana forzada, las paredes con grietas,
los azulejos rotos.

La lluvia que pregunta en la esquina por mí
sabe que aquella casa no era mía.
Luis García Montero

miércoles, 2 de noviembre de 2011

encuentro

Niña Frente al Espejo

Niña ante el espejo. Picasso


Yo no creo en la edad.

Todos los viejos
llevan
en los ojos
un niño,
y los niños
a veces
nos observan
como ancianos profundos.

Mediremos
la vida
por metros o kilómetros
o meses?
Tanto desde que naces?
Cuanto
debes andar
hasta que
como todos
en vez de caminarla por encima
descansemos, debajo de la tierra?

Al hombre, a la mujer
que consumaron
acciones, bondad, fuerza,
cólera, amor, ternura,
a los que verdaderamente
vivos
florecieron
y en su naturaleza maduraron,
no acerquemos nosotros
la medida
del tiempo
que tal vez
es otra cosa, un manto
mineral, un ave
planetaria, una flor,
otra cosa tal vez,
pero no una medida.

Tiempo, metal
o pájaro, flor
de largo pecíolo,
extiéndete
a lo largo
de los hombres,
florécelos
y lávalos
con
agua
abierta
o con sol escondido.
Te proclamo
camino
y no mortaja,
escala
pura
con peldaños
de aire,
traje sinceramente
renovado
por longitudinales
primaveras.

Ahora,
tiempo, te enrollo,
te deposito en mi
caja silvestre
y me voy a pescar
con tu hilo largo
los peces de la aurora!

Neruda

martes, 1 de noviembre de 2011

el sueño: mirando por la ventana

Paseo bajo la luna. Van Gogh

La luna se puede tomar a cucharadas 
o como una cápsula cada dos horas. 
Es buena como hipnótico y sedante 
y también alivia 
a los que se han intoxicado de filosofía. 
Un pedazo de luna en el bolsillo 
es mejor amuleto que la pata de conejo: 
sirve para encontrar a quien se ama, 
para ser rico sin que lo sepa nadie 
y para alejar a los médicos y las clínicas. 
Se puede dar de postre a los niños 
cuando no se han dormido, 
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos 
ayudan a bien morir. 

Pon una hoja tierna de la luna 
debajo de tu almohada 
y mirarás lo que quieras ver. 
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna 
para cuando te ahogues, 
y dale la llave de la luna 
a los presos y a los desencantados. 
Para los condenados a muerte 
y para los condenados a vida 
no hay mejor estimulante que la luna 
en dosis precisas y controladas.
P. Sabines





jueves, 27 de octubre de 2011

la soledad

"La soledad es insoportable, a solas conmigo mismo, a solas con mis pensamientos.
No sé como distraerlos, como atontarlos para que no me atormenten. Surge entonces la rabia ante la impotencia, y la agresividad es un pequeño paso que doy en ese estado.
Sentirse solo y estar solo no es lo mismo, pero en mi caso, sí, me siento solo aún cuando no estoy solo, pero lo siento mucho más cuando esa soledad es también física.
¿Soy demasiado consciente de la realidad, y los demás viven en un sueño de idiotas del que no quieren despertar (cosa que no les reprocho), o soy yo el estúpido que cree ver demasiado, sin ver nada?.
Sea cual sea la respuesta, puedo decir que nunca he pedido estar aquí y aún estando aquí, sólo pienso en cómo salir, sin hacer ruido, sin que se note mi ausencia, como si nunca hubiera estado. Y de esa manera, sentir la ilusión de no haber existido nunca"